La edición de Wimbledon 2025 ha marcado un hito en la historia del tenis al implementar de forma integral el sistema de adjudicación electrónica de líneas (ELC) basado en Inteligencia Artificial, sustituyendo por completo a los tradicionales jueces de línea humanos. La promesa era clara: mayor agilidad y, sobre todo, una objetividad inquebrantable en cada decisión. Sin embargo, desde el 1 de julio de 2025, fecha de inicio del torneo, las canchas del All England Club se han convertido en un epicentro de debate, con tenistas de élite alzando sus voces contra la presunta baja precisión de esta tecnología.
El Desencanto de las Estrellas del Tenis con la IA en Wimbledon
Desde el primer día de competición, la fe en la infalibilidad del ELC ha sido puesta en entredicho por quienes más dependen de ella: los jugadores. Las críticas no se han hecho esperar, revelando una creciente frustración ante lo que perciben como errores cruciales que están decidiendo puntos y, en ocasiones, el destino de partidos.
Voces Críticas con la IA: Raducanu, Draper y Zverev Lideran la Revuelta
Emma Raducanu, una de las figuras más prometedoras del tenis británico, expresó su indignación tras un punto en el que el sistema de IA no detectó una bola claramente fuera de su oponente. Las repeticiones televisivas no dejaban lugar a dudas, pero la máquina se mantuvo impasible, obligándola a continuar el juego. Esta experiencia no fue un caso aislado. Jack Draper, actual número uno británico, ha sido contundente en su valoración: la Inteligencia Artificial «no es 100% precisa». Su opinión resuena con la de otros muchos jugadores que han sido víctimas de decisiones dudosas. Por su parte, Alexander Zverev, el destacado tenista alemán, llevó su descontento a las redes sociales, publicando una imagen donde una bola calificada como «dentro» por el ELC, se mostraba evidentemente fuera de la línea, sembrando más dudas sobre la fiabilidad del sistema.
Incidentes Clave que Marcaron el Torneo
Los ejemplos de fallos técnicos no se limitaron a las percepciones de los jugadores. Se registraron incidentes concretos que avivaron la polémica:
- El caso Raducanu: Su reclamación en pista por una bola no detectada como fuera por la IA se convirtió en un símbolo de la desconfianza creciente hacia el sistema.
- Fallo en el Sonay Kartal vs. Anastasia Pavlyuchenkova: Durante un punto crucial, el sistema ELC se apagó accidentalmente, forzando al árbitro a detener el partido y repetir el punto. Wimbledon, posteriormente, admitió que fue una «falla humana» en la operación del sistema.
- La denuncia de Zverev en Instagram: La publicación de su imagen, evidenciando un error de la tecnología, generó un intenso debate en las redes sociales y entre la comunidad tenística.
Desafíos Técnicos y Humanos en la Implementación de la IA
La adopción de una tecnología tan avanzada como el ELC no ha estado exenta de limitaciones técnicas y operativas que han impactado directamente en el desarrollo del torneo.
Limitaciones Operativas y su Impacto en el Juego
Ben Shelton vivió en primera persona cómo las limitaciones del sistema pueden alterar el ritmo de un partido. Fue forzado a acelerar su juego al serle notificado que el ELC dejaría de funcionar si la luz solar disminuía demasiado. Estos detalles operativos, aparentemente menores, ejercen una presión injusta sobre los jugadores y perturban la fluidez del juego. Además, el ELC depende de cámaras y altavoces automatizados para comunicar sus decisiones. Varios deportistas se quejaron de no poder oír el aviso electrónico, una situación que contrasta con la claridad de las indicaciones verbales y gestuales de los jueces de línea humanos.
Retos de Accesibilidad: Cuando la IA Excluye
Un aspecto crucial que ha salido a la luz es la accesibilidad. Una tenista sorda manifestó su desorientación al no poder seguir las indicaciones de los jueces de línea, que ahora han sido sustituidos por un sistema visual y auditivo. La ausencia de gestos manuales le impedía saber si la bola estaba dentro o fuera, o si había ganado un punto. Este hecho subraya una tarea pendiente fundamental para la Inteligencia Artificial en el ámbito de la inclusión y la empatía con todos los perfiles de jugadores.
La Persistencia del Error Humano en la Era de la Automatización
A pesar de la ambición de automatizar por completo la adjudicación de líneas, el incidente en el partido entre Sonay Kartal y Anastasia Pavlyuchenkova demostró que el factor humano sigue siendo ineludible. El «apagado accidental» del sistema fue calificado por Wimbledon como un «error humano», que obligó a una intervención manual y la repetición de un punto. Si bien la organización actuó rápidamente para ajustar la tecnología de IA y prevenir futuros fallos, este episodio reitera que, incluso con la automatización más avanzada, la supervisión y la intervención humana continúan siendo vitales.

El Debate Futuro: ¿Equilibrio entre IA y Juicio Humano?
Las controversias en Wimbledon 2025 han reabierto un debate fundamental sobre el equilibrio entre la precisión de la Inteligencia Artificial y la insustituible experiencia del juicio humano en el deporte de élite.
La Precisión Absoluta: ¿Mito o Realidad?
Debbie Jevans, presidenta del All England Club, recordó a los críticos que hace años se clamaba por más tecnología, convencidos de que los sistemas electrónicos serían más precisos que los jueces humanos. Sin embargo, la realidad de Wimbledon 2025 ha evidenciado que la precisión absoluta de la tecnología es un mito y que la automatización total no resuelve todos los dilemas. Torneos anteriores que han empleado sistemas similares también han experimentado controversias, lo que indica que la tensión entre sustituir personas por IA no es exclusiva de Wimbledon. Cada vez más voces abogan por la prudencia y un sistema mixto que combine la supervisión humana con la tecnología avanzada.
Aprendizajes de Otros Sectores y el Camino a Seguir
Este debate trasciende el ámbito deportivo. Empresas como Klarna han comenzado a reevaluar su dependencia exclusiva de la automatización, volviendo a contratar personal humano tras comprobar las limitaciones de confiar solo en la Inteligencia Artificial. Esta tendencia refuerza la idea de que la combinación del juicio humano, con su capacidad de discernimiento y adaptabilidad, y la precisión técnica de la IA, es la clave para abordar los desafíos del futuro en cualquier sector.
La polémica en Wimbledon 2025 no solo ha puesto en tela de juicio la fiabilidad de la Inteligencia Artificial en la toma de decisiones cruciales en el deporte, sino que también ha generado una profunda reflexión sobre la accesibilidad, la claridad de las decisiones y la presión emocional que experimentan los deportistas cuando un algoritmo se convierte en su juez. El futuro parece apuntar hacia una coexistencia donde la tecnología mejore el juego, pero la esencia humana permanezca en el corazón de la competición.