La Inteligencia Artificial no es solo un avance tecnológico, es una infraestructura global que moldea nuestra salud, trabajo y vida diaria, por eso la IA necesita Ética y Control. Esta afirmación, que resuena con una verdad innegable, proviene de Fei-Fei Li, la destacada científica de IA, fundadora de World Lab y codirectora del Instituto de IA Centrada en el Humano de Stanford. En un discurso impactante, el pasado 29 de agosto de 2025, Li disipó la noción popular de que el peligro de la IA reside en su propia existencia. En su lugar, señaló un reto más profundo y urgente: el «cómo» se diseña y el «quién» la controla. Para ella, el futuro de la IA no se encuentra en una carrera armamentista de capacidades, sino en la integración de valores humanos desde su concepción, un llamado que ha resonado con fuerza en la comunidad tecnológica.
El imperativo de la IA centrada en el humano
La visión de Fei-Fei Li se basa en un principio fundamental: la IA debe ser una herramienta al servicio de la humanidad, no su sustituto o, peor aún, su amo. Este enfoque, conocido como la IA centrada en el humano, busca contrarrestar la tendencia actual de un desarrollo descontrolado. Li argumenta que la simple simulación de emociones, como la propuesta por otros expertos, no soluciona el problema de fondo. La clave no es hacer que las máquinas parezcan más humanas, sino garantizar que los sistemas de IA reflejen nuestros valores más profundos de dignidad, justicia y equidad.
Su postura contrasta notablemente con la de figuras como Geoffrey Hinton, conocido como el «padrino de la IA», quien en su momento sugirió que las máquinas podrían ser dotadas de «instintos maternales». Li, con una visión más pragmática y filosófica, argumentó que esta aproximación superficial no aborda las complejidades éticas y sociales inherentes. La fricción entre estas dos visiones subraya un debate crucial en la IA: ¿debemos aspirar a crear máquinas que se parezcan a nosotros, o a crear sistemas que sirvan a nuestros intereses de la mejor manera posible, con una supervisión y control rigurosos?
Principios clave de una IA con valores
La propuesta de Li no es una utopía abstracta; se traduce en directrices concretas. Un sistema de IA centrado en el ser humano no es un simple lema de marketing, sino un proceso vivo que exige la colaboración interdisciplinaria de informáticos, sociólogos, médicos y economistas. Este enfoque no solo busca evitar sesgos y resultados injustos, sino también mitigar la factura energética y social que conlleva el desarrollo masivo de la IA.
Para reconocer si un sistema de IA se adhiere a estos principios, Li ofrece tres pistas sencillas que cualquiera puede buscar en productos y regulaciones: la exigencia de explicaciones claras sobre por qué un sistema sugiere algo, la existencia de un control real que permita corregir o auditar las decisiones del sistema, y la transparencia en el impacto social y de consumo de recursos.
El pensamiento crítico como forma de control
Más allá del diseño técnico, Fei-Fei Li enfatiza la necesidad de una revolución en la alfabetización en IA. No se trata de aprender a usar trucos o prompts, sino de cultivar la curiosidad, la investigación y el pensamiento crítico. Inspirándose en el diálogo socrático, Li instó a la audiencia a aprender a hacer las preguntas correctas, a contrastar información y a dudar con método. “Hacer buenas preguntas es una forma de control”, resumió, alertando contra el peligro de los sistemas que solo ofrecen respuestas rápidas y superficiales.
El verdadero peligro de la IA, según Li, reside en que las personas dejen de tomar decisiones. Un sistema que es una «caja negra» y oculta sus procesos detrás de un «botón mágico» fomenta la pasividad y la dependencia. Por el contrario, una IA diseñada para ser una aliada debe explicar sus justificaciones y ser transparente sobre sus límites.

Cómo reconocer y exigir una IA centrada en el humano
El mensaje de Fei-Fei Li es un llamado a la acción. Para el público general, significa ser consumidores y ciudadanos más informados y exigentes. Esto implica no aceptar la tecnología de la IA de forma pasiva, sino preguntar, investigar y buscar las siguientes características:
- Explicabilidad: El sistema no solo te da una respuesta, sino que te dice por qué llegó a esa conclusión.
- Control y auditoría: Tienes la capacidad de corregir, desactivar o, al menos, auditar el sistema. Esto asegura que la IA sigue siendo una herramienta, no una entidad autónoma.
- Impacto medible y transparencia: La empresa detrás de la IA proporciona datos sobre el consumo de energía, los sesgos detectados y las medidas para mitigarlos. No se limita a promesas vagas.
La visión de Fei-Fei Li, que en un principio puede parecer utópica, se basa en la convicción de que la IA debe ser una aliada del ser humano. Al poner a las personas en el centro del diseño tecnológico, podemos construir un futuro donde la IA no solo potencia nuestras capacidades, sino que también respeta nuestros valores, metas y dignidad. En un mundo donde la IA se vuelve cada vez más omnipresente, este enfoque no es solo una opción, sino una necesidad imperante para un desarrollo tecnológico que realmente beneficie a toda la humanidad.