En el vertiginoso mundo de la Inteligencia Artificial (IA), surge una técnica que redefine los límites de la investigación forense y la ciberseguridad: la reconstrucción facial en 3D. Recientemente, un YouTuber ha demostrado el poder de esta tecnología al utilizarla para identificar a un sujeto a partir de múltiples fotografías. La ZeroShape, una herramienta de IA poco conocida, ha sido la protagonista de esta hazaña, llevando a la revelación de una foto de anuario y, finalmente, a la identificación exitosa de la persona. Este caso, que se hizo público el pasado 2 de septiembre de 2025, resalta el potencial, y también los desafíos éticos, que estas innovadoras aplicaciones de la IA traen consigo.
La revolución del reconocimiento facial: De 2D a 3D
El reconocimiento facial no es una tecnología nueva; la hemos visto en nuestros teléfonos, aeropuertos y sistemas de seguridad. Sin embargo, su eficacia siempre ha estado limitada por la calidad de las imágenes en 2D. Una foto borrosa, un ángulo complicado o una iluminación deficiente pueden hacer que las herramientas más avanzadas fallen. Aquí es donde la reconstrucción en 3D entra en juego, prometiendo una solución a estos problemas. Al crear un modelo tridimensional de un rostro, se pueden obtener datos más precisos y robustos, eliminando las distorsiones que se encuentran en las imágenes planas.
Esta técnica no se limita a la ciberseguridad. En el ámbito médico, se utiliza para planificar cirugías reconstructivas o para crear prótesis faciales personalizadas. En la industria del entretenimiento, los artistas de efectos especiales la emplean para animar personajes de forma hiperrealista. Pero es en la inteligencia de fuentes abiertas (OSINT) y en el campo forense donde su impacto es más disruptivo. Un solo video de YouTube puede ser analizado para obtener múltiples capturas de un rostro, que luego se combinan para crear un modelo 3D detallado.
ZeroShape: El cerebro detrás de la reconstrucción
ZeroShape es un modelo que además, puede ser comparado con bases de datos de rostros con una precisión mucho mayor que la que se lograría con una sola foto. Reconstruye y compara.

¿Qué es y cómo funciona ZeroShape?
ZeroShape es una herramienta de IA especializada en la generación de modelos 3D a partir de una o varias imágenes en 2D. Su nombre hace referencia a su capacidad de “moldear” el espacio tridimensional a partir de “cero” información de profundidad. A diferencia de las herramientas que requieren escáneres láser o cámaras 3D, ZeroShape utiliza una red neuronal profunda entrenada en miles de rostros para inferir la geometría tridimensional de una cara a partir de sus características bidimensionales. El proceso es asombrosamente rápido y eficiente. Se alimenta con una serie de imágenes de un rostro y el algoritmo se encarga de alinear, superponer y fusionar los datos para generar un modelo 3D de alta fidelidad.
La primera versión pública de ZeroShape se lanzó a principios de 2024, desarrollada por un equipo de investigadores de IA. Su objetivo principal era democratizar la creación de modelos 3D para diseñadores y desarrolladores, pero rápidamente encontró aplicaciones en campos inesperados como el que nos ocupa. El software se basa en la arquitectura de redes generativas adversarias (GANs), que consiste en dos redes neuronales: una «generadora» que crea modelos 3D y una «discriminadora» que los evalúa. Ambas redes compiten entre sí en un ciclo constante de mejora, resultando en modelos 3D cada vez más realistas.
El caso del YouTuber: Un ejemplo de OSINT en acción
El YouTuber, que se especializa en técnicas OSINT, decidió poner a prueba esta herramienta de manera práctica. Recopiló múltiples imágenes de un sujeto de interés de diversas fuentes públicas en línea. Algunas fotos eran de alta resolución, mientras que otras eran capturas de pantalla de videos. Al alimentar ZeroShape con este conjunto de datos, el software fue capaz de generar un modelo 3D que, aunque no era perfecto, capturaba la esencia de los rasgos faciales del sujeto. Este modelo 3D se utilizó para mejorar los resultados de las herramientas de reconocimiento facial tradicionales. La clave aquí es que un modelo tridimensional puede ser rotado y visualizado desde diferentes ángulos, lo que permite a los algoritmos de reconocimiento «ver» la cara desde perspectivas que no estaban disponibles en las fotos originales.
El resultado fue espectacular. Los algoritmos, ahora alimentados con una representación 3D más completa, pudieron coincidir con una foto de anuario de la escuela secundaria del sujeto. Esto llevó al YouTuber a comprar una copia del anuario de ese año, donde la foto del sujeto se encontraba con su nombre completo, edad y otros detalles. Lo que comenzó como una curiosa prueba de software se convirtió en una demostración palpable del poder de la IA en la identificación de personas.
Los desafíos éticos y el futuro de la IA en la identificación
Este caso nos obliga a reflexionar sobre las implicaciones éticas de tecnologías como ZeroShape. Por un lado, su potencial para ayudar en investigaciones criminales, encontrar personas desaparecidas o identificar a sospechosos es innegable. Por otro lado, la facilidad con la que una persona puede ser identificada a partir de fotos públicas plantea serias preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad. ¿Dónde trazamos la línea entre la vigilancia necesaria y la invasión de la privacidad? La capacidad de la IA para reconstruir un rostro a partir de información fragmentada significa que casi cualquier persona con una presencia en línea podría ser vulnerable a este tipo de análisis.
Además, el riesgo de «identificaciones erróneas» es una preocupación constante. Si bien ZeroShape y otras herramientas similares son impresionantes, no son infalibles. Un error en la reconstrucción o una coincidencia inexacta podría tener consecuencias devastadoras. La sociedad necesita un marco legal y ético claro para regular el uso de estas herramientas, asegurando que se utilicen de manera responsable y con la debida supervisión.
El futuro de la IA en la identificación facial es prometedor y aterrador a partes iguales. Es probable que veamos una integración cada vez mayor de la reconstrucción 3D en los sistemas de seguridad y en las investigaciones forenses. Herramientas como ZeroShape seguirán evolucionando, volviéndose más precisas y accesibles. Como expertos en el campo, es nuestra responsabilidad guiar esta evolución hacia un camino que beneficie a la humanidad sin comprometer nuestra privacidad y seguridad. El caso del YouTuber es un recordatorio de que la tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, y que debemos estar preparados para las implicaciones que trae consigo.
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