La Inteligencia Artificial está redefiniendo sectores, creando gigantes tecnológicos y, de forma totalmente imprevista, enriqueciendo a una diminuta nación caribeña. Me refiero al dominio .ai, que originalmente se estableció como el código de país de nivel superior (ccTLD) para Anguila, un Territorio Británico de Ultramar. Esta asignación, que se remonta al 16 de febrero de 1995, fue un simple trámite geográfico, similar al .es de España o el .mx de México. Durante años, fue un activo digital de bajo perfil.
La Inesperada Fortuna de un Código Geográfico
La magia, y la fortuna, comenzaron realmente a partir del 15 de septiembre de 2009, cuando el Gobierno de Anguila levantó las restricciones y permitió que cualquier persona en el mundo registrara dominios directamente bajo .ai, sin necesidad de tener un vínculo local. Sin embargo, no fue sino hasta el boom de la IA que se produjo el cambio radical. En inglés, Artificial Intelligence se abrevia como AI, y esta coincidencia se convirtió en la clave de oro. Las startups y las grandes corporaciones de tecnología vieron en el dominio .ai el identificador perfecto para su marca, un guiño directo y muy potente a su sector de actividad. Ejemplos claros son gigantes como Google (con google.ai
), y players punteros como Perplexity.ai
y x.ai
(de Elon Musk), que cimentan su identidad de marca en estas dos letras.
El Fenómeno del Crecimiento Exponencial del Dominio .AI
La adopción del dominio .ai ha pasado de un crecimiento sostenido a una explosión sin precedentes, impulsada directamente por el lanzamiento de herramientas disruptivas de IA generativa como ChatGPT en noviembre de 2022. Este evento marcó un antes y un después, encendiendo la mecha del interés global.
El Salto Cuántico en Registros
En 2018, solo existían alrededor de 48.000 dominios .ai activos en todo el mundo. Cuatro años después, en 2022, la cifra se elevaba a unos 144.000 dominios. Pero el gran salto llegó con el auge masivo de la IA. A finales de 2023, los registros superaron los 354.000, un asombroso aumento del 145% respecto al año anterior. La tendencia se ha acelerado, con una estimación de más de 610.000 dominios a principios de 2025 y el número de registros diarios superando los 1.500. Esto apunta a que, en pocas semanas, como estamos presenciando en estos días de octubre de 2025, se superará la cifra simbólica del millón de dominios .ai registrados. El dominio de Anguila se ha consolidado como el estándar de facto para los proyectos de inteligencia artificial, un indicador tangible de la salud y el frenesí de inversión en el sector.
Ingresos Transformadores para Anguila
Para una isla de solo 16.000 habitantes, el flujo de caja generado por la venta de dominios es, sencillamente, transformador. Cada registro, que tiene un coste mínimo de alrededor de $140 por un período obligatorio de dos años, inyecta fondos vitales a las arcas del gobierno.
- 2022: Los ingresos por dominios .ai fueron de aproximadamente 7 millones de dólares.
- 2023: La cifra se disparó a 32 millones de dólares, representando entre el 25% y el 27% de los ingresos totales del Estado.
- 2024: Los ingresos oficiales se elevaron a 39 millones de dólares.
- Previsión 2025: La estimación oficial para este año es alcanzar los 48 millones de dólares, lo que podría rozar el 47% de todos los ingresos del país.
Estas cifras, aunque insignificantes en el mundo de los gigantes de la IA, suponen un giro económico radical para Anguila. Además, el valor de los dominios premium se ha disparado en el mercado secundario. Por ejemplo, you.ai
se vendió por $700.000 en 2023 y fin.ai
alcanzó $1.000.000 en marzo de 2025, demostrando la alta valoración que ha adquirido esta extensión digital.

El Futuro y la Cautela Necesaria
El éxito de Anguila es un ejemplo claro de cómo un activo digital puede reconfigurar por completo una economía nacional. Sin embargo, en el mundo de la IA, que a menudo quema capital y depende en gran medida de la financiación de riesgo, existe una cautela justificada.
El Riesgo de la Burbuja de la IA
El propio primer ministro de Anguila, Ellis Webster, ha manifestado abiertamente que “No podemos predecir cuánto durará este auge”. Este temor se basa en que la inteligencia artificial es actualmente un negocio con costes altísimos (especialmente en computación y entrenamiento de modelos), y muchas de las compañías que registran estos dominios aún no son rentables. Si el ciclo de financiación global se enfría o si hay una corrección en el mercado tecnológico, el impulso del dominio .ai podría frenarse. Por ello, el gobierno mantiene una política de diversificación activa, consciente de que no es recomendable basar toda la economía en una única fuente de ingresos, por muy boyante que sea en la actualidad.
El Precedente de Otros ccTLDs Semánticos
Anguila no es un caso único en la monetización de un código de país por su alto valor semántico. Previamente, Tuvalu convirtió su dominio .tv en una fuente crucial de ingresos por su asociación con la televisión y el streaming. De manera similar, Libia (.ly) y Montenegro (.me) han generado entradas significativas gracias a la popularidad global de sus extensiones. No obstante, la intensidad del boom de la IA y la dependencia que está generando el dominio .ai en Anguila son fenómenos de una magnitud inusual, convirtiendo a esta pequeña isla en una de las ganadoras inesperadas de la revolución tecnológica del siglo XXI.
El dominio .ai es un caso fascinante que ilustra cómo la geopolítica digital, la tecnología de vanguardia y una simple coincidencia de acrónimos pueden generar una riqueza desproporcionada. Es una herramienta digital que, sin programar una sola línea de código, está impulsando el crecimiento económico en el Caribe.